
CHILE SE CONSIDERA TRADICIONALMENTE COMO UN MODELO EN AMÉRICA LATINA EN TÉRMINOS DE TRANSPARENCIA POLÍTICA Y FINANCIERA. TAMBIÉN FUE UNA DE LAS ECONOMÍAS DE CRECIMIENTO MÁS RÁPIDO EN AMÉRICA LATINA EN LA ÚLTIMA DECADA, PERMITIENDO QUE EL PAÍS REDUZCA SIGNIFICATIVAMENTE LA POBREZA. CHILE CRECIÓ 4% EN 2018, CON UN INCREMENTO DE 3.4% EN 2019 Y 3.2% EN 2020.
La recuperación económica de Chile, después de años de bajos precios de los productos básicos, se sustenta directamente en el aumento del consumo y la inversión privada, el aumento de los salarios, la caída de las tasas de interés, la confianza del sector privado y el aumento de la producción minera. Las reformas sociales y educativas también apoyan este crecimiento inclusivo.
Chile tiene hoy una economía orientada al mercado, caracterizada por un alto nivel de comercio exterior y una sólida reputación de instituciones financieras y políticas, lo que le confiere la calificación de bonos soberanos más sólida de América del Sur. Las exportaciones de bienes y servicios representan aproximadamente un tercio del PIB, con el comercio de bienes representando alrededor del 60% de las exportaciones totales.